Cuando se cumplen 30 días de la cuarentena obligatoria dispuesta por el gobierno nacional por cuenta de la pandemia del coronavirus, varias son las voces de influenciadores de la opinión pública local y actores políticos que comienzan a hacer sus pronunciamientos en especial frente a la actuación de sus mandatarios locales.
Para el caso del Alcalde de Manizales Carlos Mario Marín Correa varios han sido los puntos a favor que de acuerdo con sondeos, se destacan al frente de este complejo momento no sólo de crisis en lo concerniente a la atención de los pacientes con coronavirus, sino el complejo momento económico dada la para en la mayoría de sectores productivos de la ciudad.
Si bien nadie estaba preparado para una situación adversa de semejantes proporciones, si se han hecho observaciones en líneas generales de comportamiento como líder o como primera autoridad del municipio.
A FAVOR.
Se le destaca la presencia diaria en los barrios, recorridos revisando centros hospitalarios y preservando la transparencia en las actuaciones de contratación que se han requerido para afrontar la pandemia.
Así mismo se ha valorado la pronta intervención en asuntos locales como toque de queda, suspensión de clases y cierre de centros de aglomeración masiva, lo cual sin duda permitió ganarle tiempo a la propagación del COVID19.
Destacan que hizo uso de la tecnología como la geo-referenciación para hacer un seguimiento detallado de las zonas por las cuales se movilizan o habitan los casos positivos de COVID 19 y así hacer monitoreo permanente de sus interacciones. Gracias a esa disciplina Manizales es de las ciudades capitales del país con baja tasa de casos, reportando a la fecha 12.
LOS PEROS.
A juicio de sus críticos la demora en el trámite de recursos propios para la compra por parte de la Alcaldía de kits con ayudas alimentarias y de aseo para los más pobres y sectores vulnerables, es uno de los lunares pues sólo hasta el 8 de abril se firmó contrato con la Cruz Roja para la compra y distribución de estos paquetes, siendo aún perciba por varios sectores populares como demorada la ayuda habida cuenta que aún no llegan y el «hambre» no da espera.
Cifras dan cuenta a hoy de la entrega de 8725 mercados de los por lo menos 27 mil que anunció el 30 de marzo el mandatario local.
Eso sin discriminar los que corresponden a campañas de donación y los que prometió el gobierno nacional. Una primera inversión para la compra de alimentos se tasó en Mil 320 millones de pesos.
Concejales como César Diaz del Partido Liberal reiteraron la necesidad de «acelerar» la entrega de estas ayudas y llamaron la atención sobre la carencia de paquetes de apoyo efectivo para el estrato 3 y 4 que en gran proporción está representado en el comercio informal, el formal -al menudeo y pequeñas empresas de todos los servicios cuyos bolsillos ya aguantan poco.
Otro de los sin sabores corre por cuenta de la negativa del mandatario a buscar formas con recursos propios de la municipalidad para apalancar subsidios en la totalidad o un porcentaje de las facturas que por concepto del servicio de agua potable, alcantarillado y aseo, se puedan dar a los estratos 1,2 y 3.
Según Marín Correa este tipo de «salvavidas» no se contempla por cuanto los recursos municipales son exiguos y se requiere enfocar los esfuerzos financieros en garantizar la dotación para posterior atención en centros hospitalarios de cara a la curva alta de contención del virus.
El Alcalde por lo menos frente a los sondeos de opinión ha salido bien librado, siendo calificado como el segundo mejor mandatario de Colombia en «administrar la crisis» según encuesta de la firma cifras y conceptos.
Y en el panorama político local, especialmente con los concejales su relación ha estado mediada por el apoyo de la mayoría de las bancadas de la corporación (todos, bien sea de forma individual o como partido, como lo hizo el MIRA y el partido de La U se lo han expresado en cartas públicas) siendo además conscientes de que gobernar en tiempos de crisis no es tarea fácil y menos cuando se debe hacer frente a decenas de dificultades que van desde la parálisis de todos los sectores productivos, pasando por resolver el día a día de la alimentación de centenares de hogares hasta lidiar con la indisciplina ciudadana que en algunos episodios pone en riesgo la salud colectiva.
